Hacer teatro es una actividad cuyos beneficios no se cuestionan. La práctica del teatro, aunque no conlleve una intención profesional, supone grandes ventajas en campos como la salud (ejercitación del aparato respiratorio, fonador, fondo físico, elasticidad corporal, escucha, memorización…), el trabajo en grupo (coordinación, responsabilidad, organización, compromiso…), y el desarrollo de tareas sociales (exposición ante un público, dicción, seguridad personal…) A todo esto hay que añadir que es una actividad enormemente creativa, participativa y, lo más importante, divertida.